La pandemia de la Covid-19 trastornó nuestros trabajos. Hemos intentado adaptarnos, pero ¿y a largo plazo? Han pasado más de siete meses desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara al Covid-19 una pandemia. Cientos de millones de personas han vivido confinamientos, muchas han hecho el cambio abrupto de trabajar desde casa y otras muchas han perdido trabajos. El futuro parece incierto. No sabemos si nuestra sociedad podrá volver a la normalidad y, en ese caso, cuándo lo hará, o qué tipo de cicatrices dejará la pandemia.
Algunos expertos, líderes y profesionales han sido preguntados por la BBC acerca del Covid-19 y las nuevas formas de trabajar y sus respuestas confirman el cambio que se prevé en la forma de trabajar.
¿Cuántas personas, realmente, quieren trabajar en oficinas?
Todos sabemos que el trabajo nunca será el mismo, incluso todavía no sabemos todas las formas en las que será diferente. Lo que podemos decir con certeza es que el cambio repentino al trabajo distribuido (trabajar en tus tareas y colaborar con otros equipos de la compañía sin importar su ubicación geográfica) ha brindado una oportunidad única a una generación para reinventar cómo hacemos nuestro trabajo y cómo dirigimos nuestras empresas.
Se nos presenta la oportunidad de retener las mejores partes de la cultura de la oficina mientras nos liberamos de los malos hábitos y los procesos ineficientes, como las reuniones infructíferas o la burocracia innecesaria. Todo líder cree que puede hacerlo mejor y que las cosas pueden avanzar más rápido: esta es su oportunidad.
Desde la perspectiva de los empleados, el cambio es masivo y muy consecuente: las personas están tomando nuevas decisiones sobre dónde quieren vivir y creando nuevas expectativas sobre la flexibilidad y las condiciones laborales. En una investigación realizada a 4.700 trabajadores del Reino Unido, se comprobó que la mayoría no quiere volver a la antigua forma de trabajar, solo el 12% quiere volver al trabajo de oficina a tiempo completo y el 72% quiere un modelo híbrido de oficina remota.
¿Qué sucede con los trabajadores que no tienen opción al trabajo remoto?
Para aquellos que pueden trabajar desde casa (aproximadamente un 40%), su experiencia diaria de trabajo cambiará significativamente. Por ejemplo, las personas que tenían que viajar para llegar a la oficina ganarán, aproximadamente, una hora cada día. Es probable que surja un modelo híbrido que tratará de equilibrar la eficiencia obtenida por el trabajo remoto con los beneficios de las interacciones sociales, la creatividad y la innovación generadas por el trabajo presencial junto a otras personas.
Pero el mayor desafío al que nos enfrentamos con respecto al trabajo es lo que le sucede al otro 60% de trabajadores que no pueden trabajar desde casa. La disminución de los viajeros diarios y de los viajes de negocios, tiene un efecto dominó en aquellas personas cuyos trabajos apoyan y sirven a estos trabajadores y oficinas. Uno de cada cuatro trabajadores se encuentra en las industrias de transporte, servicio de alimentos, limpieza y mantenimiento, retailers y cuidado personal.
¿Se sobrevalora el trabajo a distancia?
Los últimos meses hemos sido testigos de una gran cantidad de publicidad mediática sobre las nuevas formas de trabajar en remoto desde casa. Pero hay que recordar que este sistema lo probaron hace 20 años en el Reino Unido y lo abandonaron muy rápidamente. En ese momento, las grandes empresas con propiedades inmobiliarias caras de Londres lo vieron como una forma de reducir radicalmente sus gastos generales. A nivel personal, probablemente sea mejor, pero no duró mucho, por tres razones. Primero, el lugar de trabajo es un entorno social y los negocios en cualquier forma son un fenómeno social.
En segundo lugar, es un problema particular para los jóvenes recién graduados que se mudan a una ciudad desconocida en su primer trabajo. Sin familiares o amigos cerca, el trabajo es el único lugar donde pueden encontrar amigos y organizar eventos sociales.
Y, en tercer lugar, el mundo de las videoconferencias no sustituye a las reuniones cara a cara. Algunas personas pueden encontrar incómodo el entorno virtual y aburrirse muy rápidamente.
Lo que está claro es que, si echamos la vista atrás a nuestra forma de trabajar de hace unos meses, nos sorprendería todo lo que ha cambiado. De la misma forma, también veríamos la gran capacidad que tiene el ser humano de adaptarse a las circunstancias. Probablemente, la forma de trabajar ha cambiado para siempre. Hay que tratar de conservar lo nuevo que hemos implantado estos meses y que ha funcionado, y recuperar parte de lo que nos gustaba antes y que nos permitía socializar.